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Ser justos

Ser justos La URSS cargó con el peso real de la victoria sobre el nazismo en 1945

La madrugada del 9 de mayo de 1945 el ejército ruso entraba en Berlín: havia terminado la Segunda Guerra Mundial, i con ella la amenaza fascista. El conflcito marcó un antes y un después en la escena política internacional, y los años que le sobrevivieron dibujaron un enfrentamiento entre las dos tendencias vencedoras. I es que una vez muerto el fascismo, la democracia y el comunismo se vieron solo distanciados del poder el uno por el otro y ya no había un amigo contra el que luchar sino un mundo por el que enfrentarse. I si el comunismo, igual que el fascismo, había nacido como respuesta al desastre que la democracia había arrastrado tras de sí con la Primer Guerra Mundial, tras unirse a ella contra la barbarie nazi, volvia a oponérsele. Capitalismo -y por lo tanto democracia- y comunismo protagonizaron la futura Guerra Fría y posterior victoria del primero sobre el segundo con la caída del muro de Berlín, en 1989.

Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, escribía hace unos días acerca del sesenta aniversario de la liberación de Europa. En su artículo hablaba de memoria histórica y de la necesidad de que Rusia reconozca al fin la culpa de la URSS en el sufrimiento de los castigados en Europa del este. En una magnífica y brillante descripción del marco histórico de la Segunda Guerra Mundial y su fin, Ramonet recordaba que la URSS había ocupado y oprimido estos países y que Putin y la diplomacia rusa actual aun no han condenado, por ejemplo, los crímenes de Stalin. Y ante esta invitación del periodista a la memoria histórica, debemos ser tan prudentes como justos. Platón aseguraba que la justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte y las democracias occidentales, miles de años más tarde, lo ratifican. La historia se cuenta como la ven los venecedores de 1989 y cargan contra los vencedores reales de 1945 con una amnesia preocupante.

Si debemos ser justos, debemos también democratizar la historia para mostrarla a la sociedad sin olvidos intencionados. La democracia se ha encargado de mostrar solo aquello que le interesa, y Ramonet pide que Rusia se disculpe por unas atrozidades que los comunistas nunca han negado y de las que se averguenzan. De nada sirve que Putin pida perdón en nombre de quien no tiene nada que ver con él ideológicamente -Stalin- pues el verdadero perdón debe emanar como así lo hace de la conciencia libre de los que dignamente se identifican con el comunismo. Pero la paradoja vive en el ehcho de que más que pedir a Rusia que se disculpe deberíamos darle las gracias. Sí. Porque el capitalismo ha escrito la historia, como siempre se ha hecho, del puño y letra de los vecedores, o sea él, y se limita a dibujar la URSS de Stalin con un par de trazos: el pacto de no agresión entre Hitler y Stalin en 1939 y las purgas de Stalin. Nada se dice en su historia de que el peso real de la guerra lo cargó la URSS, i fue la URSS el digno vencedor del conflicto. Sus bajas duplicaron a las de EEUU y Gran Bretaña juntos, pero de eso nadie habla.

Aunque para ser justos, también cabe agradecer a Ramonet su sinceridad y admirable objetividad al hablar de los errores de la democracia. Y es que Francia y Reino Unido, con la ayuda de Estados Unidos, no solo se negaron a ayudar a Rusia en su proyecto de "seguridad colectiva" sino que además firmaron los acuerdos de Munich, por los cuales Alemania extendía su imperio con el peligro que eso comportó. Así, las democracias alimentaron a la Alemania nazi para después atribuirse una victoria con la que cargó realmente la URSS. La historia debe servir para aprender de ella, no para blindar un proyecto ideológico y endurecerlo. Ramonet ha sido justo en alguno de sus párrafos, pero ha olvidado hacer memoria de la guerra, como titula su arículo. Debemos agradecer a la URSS que auqel 9 de mayo emepezara una nueva historia de libertad, y ahora como bien apunta el articulista, debemos continuar esta historia condenando la barbaries en cualquiera de los bandos. En cualquiera.

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