Amar a lo Sartre

Pero volviendo a Sartre, el esqueleto de su amorío me atrae por su simpleza a la par que capacidad de análisis en lo real. Todo ser humano debería aprender a convivir sin aquello que ama, almenos lejos de ello. No verlo, no tenerlo, no tocarlo obliga al amante a interiorizar aquello que ama, a relevarlo a lo espiritual prescindiendo de su masa corpórea. El recuerdo y esa mentada interiorización convierte el ser amado en algo que no muere nunca porque es deseado cada instante de la vida del ser amante. Como Sartre debió añorar y amar más intensamente a su esposa minuto a minuto, yo que no tengo lo que amo me obligo a amarlo más de lo que lo amaría si pudiera apresarlo con mis brazos. El amor, como los grandes filósofos -incluyo a Sartre- tienen muchas veces esas grandes rarezas.
0 comentarios